El arquitecto ideó este pabellón como un gran palacio, con un teatro para celebrar actos institucionales y la gran plaza circular que todos conocemos.
Este teatro, que ahora queda reservado para actos de Capitanía, tiene un reducido tamaño pero supone una de las joyas de la arquitectura regionalista de la ciudad
Sin duda, el mayor tesoro de este teatro es la gran vidriera que cubre todo el patio de butacas y que llena de luz de colores el interior, imposible no alzar la vista y quedarse un rato contemplando el espectáculo de formas y colores.