El ya
desaparecido Puente de
barcas de Sevilla, fue el primer, y único puente sobre el río
Guadalquivir a su paso por nuestra ciudad durante casi siete siglos y servía de comunicación entre Sevilla y el arrabal de
Triana, además, se usaba como vía de comunicación hacia el Aljarafe.
En 1171 el califa
almohade Abu Yaqub Yusuf, ordenó su construcción y se ubicaba
en el sitio en el que actualmente se encuentra el actual puente de Isabel
II, anexo al Castillo que recibiría tras la Reconquista de Sevilla el nombre de
San Jorge.
El puente,
estaba construido con barcazas de madera ancladas al fondo del Guadalquivir y
sujetas entre sí por garfios de hierro, para poder paliar el efecto de las
mareas. En los extremos del puente se colocaron muelles flotantes sobre pieles
de cabra hinchados con aire. El puente estaba sujeto con dos grandes malecones.
Por su
ubicación y material debía ser constantemente reparado ya que su componente
principal, la madera, tendía a pudrirse con el tiempo y la humedad, y, en
ocasiones, la violencia de las inundaciones y riadas eran de tal envergadura que se llegaba
a soltar el puente de barcas, aislando a Sevilla de Triana y de su entorno
hasta que era factible volver a colocar de nuevo el puente en su lugar.
La historia del Puente de Barcas
El puente fue
uno de los símbolos del período almohade, y era contemporáneo del acueducto de
los Caños de Carmona, los jardines de la Buhaira y el minarete de la nueva
Mezquita mayor, conocida años después como la Giralda.
El Almirante de
Castilla, Ramón de Bonifaz, consiguió soltarlo parcialmente de su emplazamiento
durante la Reconquista de Sevilla por parte de Fernando III de Castilla el 3 de
mayo de 1248, al embestirlo con dos de sus naves más gruesas, probablemente dos
carracas de carga, con sus proas reforzadas con gruesas tablas sujetas con
pernos. El puente había sido reforzado para que aguantara la embestida y,
aunque aguantó la primera, la segunda lo soltó. Tras la caída de la ciudad, el
puente fue reparado y siguió prestando sus servicios a la ciudad.
El puente era
el límite de los buques para avanzar por el río. Durante el Imperio Español y a
causa del monopolio comercial de la ciudad con Las Indias, numerosos galeones
se daban la vuelta en zonas cercanas al puente, produciéndose un trayecto en el
río conocido como el Compás de las Naos.
Entre 1481 y
1781 el anejo Castillo de San Jorge fue usado como prisión del Santo Oficio,
por lo que por el puente también cruzaban los condenados por la Inquisición
desde la fortaleza con destino al quemadero de San Diego.
Por este puente
cruzó el 27 de octubre de 1614 procedente de Coria del Río la embajada enviada
por Date Masamune, señor de Sendai, y encabezada por Hasekura Tsunenaga con
destino a la Catedral de Sevilla.
En agosto de
1810 tuvo lugar una batalla con un contingente español e inglés contra las
tropas francesas para recapturar Sevilla, que había sido tomada los franceses.
Esta batalla de la Guerra de la Independencia es conocida como la Batalla de
Sevilla o como Batalla del Puente de Triana, y en ella fue apresado por los
británicos el guerrillero inglés John Downie. En la batalla también participó
el teniente coronel británico John Scrope Colquitt.
La hermandad de
la O fue, en 1830, la primera hermandad de la Semana Santa de Triana que cruzó
a Sevilla para acudir en estación de penitencia a la Catedral por puente de
barcas.
Al iniciarse la
construcción del puente de Isabel II en el mismo emplazamiento que ocupaba el
puente de barcas, este último fue trasladado aguas abajo, en una zona próxima
al Muelle de la Sal, frente a donde se encuentran hoy en día la Maestranza de
Caballería y la plaza de toros de La Maestranza. Tras la inauguración del mencionado
puente, y tras casi siete siglos de servicio, fue retirado en definitivamente
en 1852.
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