Almenas del Reino de Sevilla

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El Ayuntamiento de Sevilla es hoy día, mal que le pese y pese al desconocimiento general sobre el asunto, titular de hasta cuatro castillos que se hallan fuera de su término municipal, entre ellos el de Utrera. Más curioso resulta que sea propietario de fortalezas que se encuentran en otras provincias, como es el caso del castillo de Fregenal de la Sierra (Badajoz), el de Encinasola y el de Almonaster la Real –con magnífica mezquita inclusive–, estos dos en la provincia vecina de Huelva.
Y si hoy día son apenas cuatro, una década atrás llegaron a ser hasta una decena, pues además de los citados el Consistorio hispalense poseía en propiedad las fortalezas de Alanís de la Sierra, Alcalá de Guadaíra y Constantina, dentro de la provincia; y de Aroche, Cortegana y Cumbres Mayores, dentro de la onubense.


Todos estos castillos –y algunos más: Aracena, Jabugo, El Rosal de la Frontera...– formaron parte de lo que se denominó Banda gallega, esto es, una franja a modo de barrera o cinturón defensivo contra las incursiones portuguesas durante la Edad Media. Era el modo en el que se pretendía contener las ofensivas contra el Reino de Sevilla, de tal manera que en el año 1293 se produjeron las donaciones de dichas propiedades al Concejo de Sevilla por parte de Alfonso X el Sabio y Sancho IV el Bravo.
Una situación legal que se mantuvo sin variación durante más de siete siglos. Hasta que en la década de los años ochenta empezó a cobrar fuerza un movimiento reivindicativo de la cesión de la propiedad de esas fortalezas por parte de los municipios donde se encuentran, por tratarse de un símbolo para esas poblaciones, por su valor intrínseco y por una cuestión de conservación, dado que algunos de estos castillos se estaban viniendo literalmente abajo ante el abandono por parte del Ayuntamiento de Sevilla, por otra parte no obligado a mantenerlos, ni intención que tenía.
EMPIEZAN LAS CESIONES
De tal modo que, con Alfredo Sánchez Monteseirín en la Alcaldía, Sevilla se fue despojando de varias de esas propiedades, hasta media docena en sólo cuatro años: Cortegana (2006), Aroche, Alcalá y Constantina (2007), Cumbres Mayores (2008) y Alanís (2009).
No obstante, aún posee la titularidad –y Juan Espadas es en rigor el alcalde de estas fortificaciones– de los cuatro castillos citados, caso del de Utrera, si bien en este caso existe un convenio firmado en 1987 para el uso del edificio por parte del consistorio utrerano.
El de Encinasola tiene la curiosidad de estar semiderruido y semioculto, ya que tiene dos líneas de casas adosadas en los dos lados mayores de su muralla. Nadie lo saca de su ruina.
En cuanto al castillo y mezquita de Almonaster la Real, de estilo romano, almohade y gótico, fue declarado Monumento Nacional en 1931 y posee un valor excepcional, ya que alberga la única mezquita en España que ha llegado prácticamente intacta a nuestros días en una zona rural.
El castillo de Fregenal, cuyo ayuntamiento se resiste a reconocer la titularidad de Sevilla, es una preciosa fortaleza templaria de siete torres. Por cierto, de allí es el exalcalde hispalense Juan Ignacio Zoido, que tampoco quiso o pudo resolver este entuerto.
EL PUERTO ES DUEÑO DEL FARO DE CHIPIONA
Hace apenas unos días, con el cambio de ejercicio, se cumplieron 24 años desde que el Faro de Chipiona –el más alto de toda España, sexto de Europa y décimo del mundo, con sus 69 metros y sus 322 escalones hasta alcanzar la linterna– pasó a pertenecer a la Autoridad Portuaria de Sevilla en cumplimiento de la nueva Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante.
Se trata, pues, de otro ejemplo válido y valioso de patrimonio de Sevilla fuera de la provincia. Y es que, amén de su notable altura, esta construcción ubicada en la Punta del Perro de la localidad gaditana posee otras notables cualidades: señala a los barcos la entrada al estuario del Guadalquivir, el único río navegable de España; pero también sirve como baliza para los aviones, ya que se trata de un faro aeromarítimo, es decir, su potente haz de luz alcanza la misma distancia en vertical y en horizontal. Este faro, cuya construcción fue aprobada en 1862 por el entonces Ministerio de Puertos y Canales para atender el crecimiento del tráfico marítimo hacia Sevilla, fue diseñado por el ingeniero Jaime Font y se encendió por vez primera el 28 de noviembre de 1867. Desde entonces, sólo ha dejado de funcionar en 1898 (Guerra de Cuba) y tres años durante la Guerra Civil (1936-39)
FUENTE: EL CORREO DE ANDALUCIA