El lunar de Lady Chatterley
15 ene 2017 20:30
EL LUNAR DE LADY CHATTERLEY de Roberto Santiago, es un espectáculo que habla sobre la condición femenina. Sobre esas cosas por las que mujeres de todos los tiempos han luchado durante siglos: la verdadera independencia, la verdadera emancipación, y la verdadera necesidad de tomar sus propias decisiones.
El texto también plantea algunas cuestiones importantes sobre el uso y perversión del lenguaje para manipular a nuestros semejantes. Y todo ello confluye en algo aparentemente diminuto: un lunar, una pequeña mancha en el cuerpo de una mujer que lucha contra una sociedad intolerante y despiadada.
Cuando se publicó El amante de Lady Chatterley, la obra estuvo prohibida más de treinta años en Inglaterra, en pleno siglo XX. De alguna forma, este texto es un homenaje a todas las mujeres del mundo. A las que fueron, a los que son, y a las que serán.
NOTA DEL DIRECTOR
Frente a un tribunal compuesto sólo por hombres, Constance Chatterley se defiende de una demanda presentada por su marido, Sir Clifford Chatterley. Prescindiendo de abogados que hablen en su nombre, Lady Chatterley toma las riendas de su defensa, y en su vibrante discurso nos arrastra, cuestiona nuestras convicciones, nos provoca, nos divierte. Y nos hace descubrir, con su inteligencia caótica y creativa, su mundo personal, sus pasiones, su visión particular del ser humano. Y, sobre todo, del hombre; de los hombres. Una mujer por delante de su tiempo, que nos da una lección de coraje, de determinación porcontar su verdad.
¿Qué contenía “El amante de Lady Chatterley” para que, en pleno siglo XX, las autoridades de una sociedad supuestamente democrática decidieran censurarla?¿Qué temían? El papel que representa la mujer en esa novela, a través de la propia Constance, amenaza con romper los modelos establecidos. Hay que callarla.
“El lunar de Lady Chatterley” da ahora voz, a través de este fascinante personaje, a lo que muchas mujeres, a través de los siglos, han deseado expresar pero han debido callar. Observaciones, reivindicaciones, ideas que van desde el ámbito político o social hasta el de lo íntimo y sexual. Una visión femenina del mundo frente a la masculina. El adjetivo frente al sustantivo. La simetría regular frente a la irregularidad del paisaje. El racionalismo rectangular frente a un deseo de belleza.
Hay algo catártico en el texto de Roberto Santiago, lleno de fina ironía, inteligencia, humor, claridad de observación y un ritmo trepidante. Como público, nos identificamos con Lady Chatterley y nos hacemos sus mismas preguntas. “El Lunar de Lady Chatterley” interpela a nuestros valores y expresa un sentimiento colectivo que lleva siglos gritando en el corazón de muchos seres humanos.
Nuestra tarea consiste en poner en un espacio teatral este texto, darle vida a este personaje, y hay algo terriblemente teatral en la sala de un juzgado, en la propia situación de partida. Un tribunal masculino y una acusada. Una actriz y un público. Como espectadores, el texto y el espectáculo nos colocarán en una curiosa posición contradictoria: somos al mismo tiempo representantes de una sociedad que juzga moralmente a una mujer, y los cómplices silenciosos de su defensa.
¿Cuál será nuestro veredicto?
¿Qué contenía “El amante de Lady Chatterley” para que, en pleno siglo XX, las autoridades de una sociedad supuestamente democrática decidieran censurarla?¿Qué temían? El papel que representa la mujer en esa novela, a través de la propia Constance, amenaza con romper los modelos establecidos. Hay que callarla.
“El lunar de Lady Chatterley” da ahora voz, a través de este fascinante personaje, a lo que muchas mujeres, a través de los siglos, han deseado expresar pero han debido callar. Observaciones, reivindicaciones, ideas que van desde el ámbito político o social hasta el de lo íntimo y sexual. Una visión femenina del mundo frente a la masculina. El adjetivo frente al sustantivo. La simetría regular frente a la irregularidad del paisaje. El racionalismo rectangular frente a un deseo de belleza.
Hay algo catártico en el texto de Roberto Santiago, lleno de fina ironía, inteligencia, humor, claridad de observación y un ritmo trepidante. Como público, nos identificamos con Lady Chatterley y nos hacemos sus mismas preguntas. “El Lunar de Lady Chatterley” interpela a nuestros valores y expresa un sentimiento colectivo que lleva siglos gritando en el corazón de muchos seres humanos.
Nuestra tarea consiste en poner en un espacio teatral este texto, darle vida a este personaje, y hay algo terriblemente teatral en la sala de un juzgado, en la propia situación de partida. Un tribunal masculino y una acusada. Una actriz y un público. Como espectadores, el texto y el espectáculo nos colocarán en una curiosa posición contradictoria: somos al mismo tiempo representantes de una sociedad que juzga moralmente a una mujer, y los cómplices silenciosos de su defensa.
¿Cuál será nuestro veredicto?