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La Puerta Real de Sevilla, perteneciente al recinto amurallado de la ciudad histórica, se encontraba situada al Oeste de la ciudad, con salida hacia la zona del Arenal, aunque no directamente ligada a la zona comercial del puerto.
Tradicionalmente fue denominada Puerta de Goles, y en concreto se ubicaba al final de la calle Armas (actualmente denominada calle Alfonso XII) en el encuentro con la calle Goles, en el punto donde se iniciaba la Cuesta de San Laureano.
En sus primeros tiempos esta puerta no podía verse desde el exterior de la ciudad, ya que se levantaba sobre una depresión del terreno, tapada por un pequeño montículo de la ribera del Guadalquivir. El origen de este montículo no es seguro, aunque se cree que provenía de antiguos depósitos del propio río, luego aumentado por escombros y basuras, en especial desde la urbanización de los barrios intramuros cercanos a la puerta y como prevención ante las sucesivas inundaciones de la ciudad. Ello dio origen, como en tantas puertas de la ciudad, a la existencia de una notable colina formada por un muladar, cuya altura y proximidad al muro anulaba la función defensiva de la muralla en esta zona, por donde la gente subía y pasaba al interior, razón por la que se llegó a tapar algunas almenas próximas.
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La topografía de esta zona queda reflejada en el plano de Pablo de Olavide de 1771, primer documento gráfico completo de la ciudad de Sevilla. Y como testimonio de ello,aún se conserva el edificio reconstruido del antiguo convento de San Laureano, que sustituyó a unas casas levantadas por Hernando Colón gracias a una cesión municipal documentada en 1526.
Primera Puerta de Goles
Según algunas referencias documentadas, la primera Puerta de Goles queda asociada en lo esencial a una simple torre, por lo que se puede pensar que sería una torre-puerta con la tradicional entrada en recodo, aunque algún estudioso cree que sería más bien una puerta protegida por una torre.
Se ha considerado que el nombre de "Goles" proviene de una degeneración del nombre de Hércules, a quien se había dedicado aquella puerta, aunque modernamente se cree que se debe al arrabal surgido frente a ella y al que llevaba el camino que de allí salía.
La Puerta Real
Desde el día 10 de mayo de 1570, fecha en la que entró por ella el rey Felipe II a la ciudad de Sevilla, esta puerta empezó a ser conocida como "Puerta Real".
Esta puerta fue la tercera que se reformó en la ciudad detrás de la Puerta de la Macarena y de la Puerta de Jerez, en un proceso de remodelaciones de las puertas de acceso por las que se eliminabas las entradas en recodo para sustituirlas por otras frontales, y realizadas con la estética imperante renacentista, más acorde con la importancia alcanzada por la ciudad.
Así, siguiendo lo ordenado por el Cabildo municipal en 1560, Hernán Ruiz II, por entonces Maestro Mayor de la ciudad, diseñó y levantó la nueva Puerta, quizás de mejor planta que las dos anteriores, pues al ser de nueva planta pudo contar con más facilidades para instaurar una nueva estética que luego se continuó en la Puerta del Arenal, comenzada en 1566, año en que se concluyó ésta de Goles.
Su aspecto es conocido a través de los dibujos y fotografías del siglo XIX, que se cree que recogen en lo fundamental lo proyectado por su autor, y a lo cual se añadirían dos pequeñas capillas, una a cada lado. Los dibujos del célebre viajero romántico Richard Ford, realizados en los años 1830 (desde el exterior) y 1832 (desde el interior), son importantes documentos gráficos que se complementan con algunas fotografías que nos permiten saber cómo era.
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Descripción
De planta rectangular, constaba de dos cuerpos, formando una construcción alta y robusta de trazado elegante, donde el hueco o vano quedaba ordenado a partir de elementos de orden clásico. El cuerpo superior quedaba rematado por un frontón que se decoraba en cada frente con un tondo; el interior con las armas de la ciudad de Sevilla, y en el exterior con las del monarca reinante, Felipe II.
Todo el conjunto quedaba coronado con las clásicas bolas y pirámides talladas en piedra que caracterizan las obras manieristas de Hernán Ruiz II.
El arco era de medio punto con la clave decorada sobre la que había una placa a cada lado, fechadas en 1565, año de finalización de las obras.
La obra de cantería fue más importante en ésta que en las Puertas de la Macarena o de Jerez, probablemente pensando en la fuerza de los empujes del agua en las crecidas del río, realizada como era habitual en Sevilla, con piedras traídas de las localidades gaditanas de El Puerto de Santa María y Espera.
FUENTE: SEVILLAPEDIA