Para la mayoría de los ciudadanos, el Ayuntamiento es el edificio principal de la Plaza Nueva, donde el alcalde y los concejales de Sevilla trabajan por y para los sevillanos. Sin embargo, esta emblemática construcción, referente del estilo plateresco, es una joya del patrimonio artístico de la ciudad, rodeada de mitos y leyendas.
La historia de la Casa Consistorial sevillana va unida a la figura del rey Carlos V y su deseo por darle a Sevilla el rango de «gran ciudad» que merecía aquel esplendoroso siglo XVI.
Curiosidad nº 1. «Es un regalo que va a hacer Carlos V a la ciudad de Sevilla. Él se había casado aquí con Isabel de Portugal, y decidió que la ciudad no estaba dotada de infraestructuras acordes con la importancia que tenía en ese momento. Sevilla era entonces puerta del comercio americano, y no tenía un consistorio acorde a su estatus. La casa consistorial se encontraba en el Corral de los Olmos, que eran unas casas mudéjares desvencijadas, y Carlos V entendió que la ciudad necesitaba esa dotación» explica a ABC Susana Cidón, guía turístico.
Curiosidad nº 2. El Ayuntamiento se construyó en dos fases, la primera durante el siglo XVI, por orden del monarca; y ya en el siglo XIX, tras el derribo del convento de San Francisco, se emprende una reforma del edificio reorientando su fachada a Plaza Nueva
«La primera etapa sería la correspondiente a ese estilo plateresco, donde la mano de obra principal va a ser la de Diego de Riaño, que será el ejecutor y el que va marcar las trazas del edificio, aunque también trabajan aquí Hernán Ruiz Segundo, o Benvenuto Tortello. Después de diferentes desastres que azotaron el edificio, hay una segunda etapa de reconstrucción y ampliación en el siglo XIX cuando Balbino Marrón y Demetrio de los Ríos deciden darle el aspecto neoclásico actual», apunta Cidón.
Curiosidad nº 3. En la esquina que forma el «Arquillo» con la Plaza de San Francisco se encuentra una cruz de piedra, rodeada de mitos y leyendas, como que era el lugar donde se rogaba por las almas de los ajusticiados por la Inquisición. Sin embargo, nada tiene que ver este elemento religioso con el tribunal de la Iglesia.
Se trata de una «Cruz de Juramento», el lugar donde se cerraban los tratos y negocios entre comerciantes. Según la guía turístico del Consistorio, era un espacio reservado para la firma o pacto entre comerciantes, donde se sellaba el contrato pero de manera verbal. Era simplemente un apretón de manos frente a un elemento religioso, que normalmente era una cruz. A veces, se sellaba incluso a veces con un beso.
Curiosidad nº 4. Posiblemente, las dos fachadas de la casa consistorial sean los elementos artísticos más representativos de este edificio oficial. Sin embargo, en su interior conserva espacios de impresionante valor histórico y cultural. En la planta baja del Ayuntamiento, el Cabildo bajo cuenta con una magnífica bóveda, con casetones en los que se encuentran talladas imágenes de reyes. La sala se encuentra rodeada por una doble fila de bancos, los muros presentan un friso con medallones y grutescos.
En la actualidad acoge diferentes exposiciones y muestras relacionadas con la ciudad; aunque también se ha convertido en un plató de televisión para la grabación de diferentes secuencias de la serie «La Peste».
Curiosidad nº 5. Ascendiendo por las majestuosas escaleras centrales del hall, se llega hasta la Sala Capitular alta, cubierta de alfarje de madera acasetonado. Actualmente se exponen en este recinto algunas de las pinturas municipales más importantes, como son la Inmaculada y el Retrato de Fray Pedro de Oña, de Zurbarán, La procesión de santa Clara y La derrota de los sarracenos de Valdés Leal.
La obra de Valdés Leal que preside la sala es en realidad la mitad del cuadro original, que debido a sus grandes dimensiones tuvo que ser «partido por el medio» porque no cabía en esta sala.
Curiosidad nº 6. En el interior del edificio se puede contemplar una amplísima colección pictórica, que recoge el trabajo de los artistas sevillanos más relevantes hasta la fecha. Las más antiguas son Tríptico de la Virgen con el Niño, San Miguel y San Bartolomé; y Virgen de las cerezas, ambas anónimas del siglo XVI. Otras obras destacadas son Las Santas Justa y Rufina de Juan Espinal o la colección donada por los Montpensier con pinturas del siglo XIX.
Curiosidad nº 7. Seguramente, lo más popular del «Arquillo» es el portal de belén que se coloca durante las fiestas navidades. Sin embargo, hay una leyenda en torno a esta parte de la edificación tan antigua o como improbable.